Por Astreo Bernard
Roque de Montpellier nació en la ciudad de Montpelier en el Reino de Aragón. Como puede ser el caso de las figuras legendarias, su fecha de nacimiento y muerte no son precisas. Sin embargo, es aceptado que Roque vivió durante la Pandemia de Peste Negra (Bacterium Yersina Pestis) que ocurrió entre los años 1346-1353. Esta Pandemia ha sido considerada la más letal de la historia, afectando significativamente Eurasia, Europa y África del Norte.
Roque era hijo del gobernador de Montpellier. A la muerte de sus padres, a la edad de 20 años, Roque renunció a la gobernatura de Montpellier, repartió sus posesiones entre los pobres y se embarcó en un viaje a Roma como peregrino mendicante. Al llegar a Italia, Roque se encontró con que la Peste Negra ya había llegado a la región y que en numerosas ciudades los brotes de peste proliferaban.

En varias ciudades de Italia, entre ellas Roma, Roque dedicó sus esfuerzos atender con diligencia a los enfermos de peste en los hospitales públicos. Se cuenta que Roque realizó muchas curaciones milagrosas por medio del rezo, la señal de la cruz o tocando con la mano a los enfermos. Por estos actos de caridad y curaciones milagrosas Roque de Montpellier fue canonizado como Santo por el Papa Gregorio XIV. Como Santo, San Roque es invocado para la protección contra enfermedades, dolencias, epidemias, plagas y pandemias. San Roque es el santo patrono del ganado enfermo, de los perros, de los falsos acusados, de los cirujanos y de los sepultureros, entre otras cosas más.
Sin embargo, el verdadero Milagro en la historia de San Roque no son sus curaciones milagrosas o sus actos de caridad. El verdadero Milagro ocurrió cuando encontrándose en Piacenza, San Roque mismo contrajo la Peste Negra por lo que fue expulsado del pueblo para evitar más contagios. Fuera de la ciudad, San Roque se retiró al bosque a morir en una cabaña de hojas y ramas que el mismo construyó. Aislado en el bosque San Roque hubiera perecido desamparado, pero ocurrió un milagro.
Un perro encontró a San Roque en el bosque y luego de saludarlo se fue de vuelta a su casa. San Roque a su suerte, pero después de un tiempo el perro regresó trayendo consigo una pieza de pan para alimentar a San Roque. Durante varios días seguidos el perro siguió trayendo piezas de pan y compañía para confortar y recuperar a San Roque. Eventualmente el dueño del perro descubrió que su perro robaba panes y lo siguió al bosque donde encontró a San Roque en recuperación.
Por su acto de caridad y por haber efectuado una curación milagrosa el perro acompaña a San Roque en su simbolismo y siempre está junto a él en estatuas e imágenes. Aunque es claro que el perro mismo también debió haber sido canonizado. Como figura milagrosa el Perro de San Roque es patrono de los perritos, de las mascotas enfermas, de los panaderos, de los que comparten pan con seres queridos, y también de las personas a las que les cuesta pronunciar la letra R. Se dice que la oración al Perro de San Roque ayuda a ejercitar la boca para poder pronunciar la R. Además, en la oración se menciona que el Perro de San Roque no tiene cola. La leyenda dice que esto es debido a la creencia de que la limadura de la estatua del perro tiene poderes curativos por lo que la gente robaba un poquito de la colita hasta que se la acabaron. Se recomienda escuchar la interpretación de la oración de Joaquín Díaz. En el número 8 de esta revista publicado en septiembre, se narró cómo Cheems llegó a todos los rincones del mundo a la par de la Pandemia de Coronavirus. En todo lugar Cheems trajo consigo confort, humor, sonrisas y también pan. El esfuerzo de Cheems nos ha brindado el apoyo emocional que tanta falta nos ha hecho en estos días de pestilencia. La diligencia de Cheems trae a la memoria la caridad del Perro de San Roque. Dada la iconografía surge la pregunta de si el Perro de San Roque puede ser un Cheems. O quizás estamos presenciando otro milagro de Pandemia y el Perro de San Roque mismo regresó a la tierra encarnado en Cheems para acompañarnos en este momento en que más necesitamos de pan y de compasión.
